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Cuando niño me enseñaron a memorizar las preposiciones y las tablas de multiplicar, si bien no me tocaron ya los tablazos, si tuve que “machetearle” como se decía.
En la secundaria y en la prepa me gustaba corregir a mis profes, y la verdad lo hacía por petulante, pedante y arrogante. En la prepa corregí a un profe prepotente, y al hacerlo me pidió mi número de lista, honorablemente se lo di sin chistar, entonces el profe me regaló puntos extras y me felicitó, argumentando y cito: “Si me corriges es para mejorar.”
Poco después, en mi primer callcenter de servicio al cliente, en mi primera evaluación manejaban una reglita de primero puntualizar y felicitar lo que estuvo bien, segundo añadir lo que estuvo mediocre y pudo mejorar y tercero, finalizar con lo que no se debe hacer: continue, improve and stop, decían.
De ahí me quedó una frase pedorra de positividad positiva que al día de hoy sigo pregonando: “Toda crítica es una oportunidad de mejora.”
Años después en otro callcenter, se me estaba entrenando para ser auditor de calidad, y se me instruyó algo parecido, se me dijo que la gente es emocional y egocentrista, más que yo. La gente por lo general se pone a la defensiva con las correcciones, y se muestra reacia a recibir retroalimentación, incluso cuando esta es requerida en sus labores, labores a las que accedieron a estar por su cuenta, aceptando así las políticas impuestas por la compañía.
En algunas ocasiones he dado clases de inglés, y parte de ese trabajo es corregir a los alumnos, y ahí caí en cuenta en lo anterior, la gente no gusta de recibir correcciones. Así como escribí en su momento que para recibirla se requiere humildad, pero en estos tiempos modernos donde se le da prioridad a la emoción por encima de la razón; no importa si mi crítica es acertada y para mejora, lo que importa es la emoción del receptor por encima de la intención del interlocutor, cosa de la cual también ya me he explayado un poco, cosa que uso de evidencia al decir que todos están mal menos yo. 
Si bien el tacto y la diplomacia son cualidades y valores admirables que hay que trabajar y mejorar, me parece más importante la humildad, humildad para recibir la crítica y la corrección sin sacar las uñas y defenderse a capa y espada. ¿Pero quién quiere mejorarse en un mundo que les dice que ustedes son bellos y perfectos, así como son, por el simple hecho de ser así como son?